domingo, 23 de septiembre de 2012

Trombofilia: riesgo oculto en el embarazo



Ana Benavente (34 años) quería tener un hijo, pero en el 2002, cuando tenía 29 semanas de gestación, el bebé que esperaba murió inexplicablemente. "De repente dejó de moverse. Me hice una ecografía: su corazón ya no latía", recuerda. Le hicieron una cesárea y analizaron la placenta: estaba llena de coágulos. Cinco días después, Ana sufrió una trombosis cerebral que la tuvo en un delicado estado de salud.

Si bien en Viña, donde vive, le hicieron exámenes, los médicos no dieron con la causa. "Atribuyeron lo ocurrido a la mala suerte y no relacionaron los dos eventos", explica. Tiempo después, Ana tuvo ganas de embarazarse, pero no se atrevía sin antes tener certeza de qué le había pasado. Visitó al doctor Alfredo Germain, especialista en Medicina Materno Fetal de la Clínica Las Condes, quien tras conocer su historia médica y hacerle exámenes específicos, fue categórico en el diagnóstico: Ana tenía trombofilia, lo que explicaba la muerte fetal y la trombosis. El doctor le dijo que con un buen manejo médico podría embarazarse sin riesgos.

La trombofilia es una condición en que el sistema de coagulación falla y favorece la formación de coágulos. Se agudiza en el embarazo, por lo que muchas pacientes debutan con su enfermedad durante la gestación. Existe una asociación entre la trombofilia y el aborto recurrente, la desnutrición fetal y la preeclampsia severa. 

"Éste es un diagnóstico reciente. El primer reporte que vincula trombofilias con pérdidas reproductivas es de 1990. Muchas mujeres que han sufrido abortos sin causa aparente desconocen que son portadoras de esta condición. El diagnóstico es difícil y requiere un laboratorio especializado en estos análisis de alta complejidad, como el Centro de Estudios de Trombosis y Homostasia de Clínica Las Condes", señala el doctor Germain, director de dicho centro.

Los últimos estudios indican que la probabilidad de tener un embarazo con buenos resultados ha aumentado, gracias al uso de fármacos anticoagulantes. En estos casos, el control médico de la gestación es estricto y exige exámenes de laboratorio, ecografías y ultrasonido doppler para vigilar la circulación. El parto debe planificarse para suspender con anticipación los anticoagulantes. 

Gracias a estos cuidados, Ana pudo tener sin problema a José Tomás, un niño que nació a las 35 semanas y ya tiene un año. 

El factor hereditario 
Existen dos tipos de trombofilias: 

- las adquiridas, que se deben a una alteración en el sistema inmunológico, como la de Ana.

- las de origen genético. Es el caso de Javiera Catalán (31 años), que tenía antecedentes en su familia: su abuelo y un primo habían sufrido trombosis venosa. A los 20 años, ella tuvo una embolia pulmonar y se enteró de que era portadora de una trombofilia congénita. "Desde entonces, supe que cuando quisiera ser madre tendría que tomar precauciones. Al cumplir 30 años, planifiqué mi primer hijo en conjunto con el doctor Germain", señala. 

Javiera debió ponerse dos inyecciones diarias con fármacos anticoagulantes durante el embarazo, las que suspendió 24 horas antes del parto. En octubre pasado, nació su hijo Diego. 

"Gracias al avance en el diagnóstico y manejo, hoy es posible que estas familias pueden hacer de su plan de vida una realidad", dice el doctor Germain. 


Fuente: Artículo publicado en la revista Vivir Más en agosto de 2007Con la colaboración del Dr. Alfredo Germain A. 
Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Clínica Las Condes


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