lunes, 10 de septiembre de 2012

El duelo en las pérdidas gestacionales


Las pérdidas gestacionales, sobre todo cuando se da en estadíos tempranos no son reconocidas por la sociedad. Esto invalida los sentimientos auténticos de la pareja ante su pérdida y dificulta la posibilidad de expresarlo. Por eso las parejas se esfuerzan por resolver su dolor en un solitario aislamiento. 

Los duelos son invisibles e intangibles, porque aunque no haya cuerpos que enterrar o fotos para recordar, lo que muere es el sueño de ese niño. Es una situación de mucho dolor donde la persona sufre por la pérdida de algo o alguien que nunca tuvo, que no tiene en la actualidad o que nunca podrá tener. Estos procesos se ven agravados porque son inesperados, generalmente privados e inadvertidos por el entorno.

Aunque el entorno intente ayudar, la sensación que persiste es los demás no entienden o minimizan su dolor.  Cuántas veces escuchamos de los demás "Ya pasó un tiempo, ya deberías haberlo superado" o "Necesitas olvidar tu pérdida y seguir con tu vida"
La verdad es que nunca "superaremos" nuestra pérdida. El dolor nunca se va por completo. Echaremos de menos nuestra vida entera el hijo que debería estar con nosotros. La muerte de un hijo, de cualquier edad y por cualquier causa, es un evento trágico y que cambia nuestra vida para siempre, por eso nunca se olvida. 

Mucha gente te ridiculizará si hay fotos de ecografías o de cuando estabas embarazada, o si se acude a grupos de autoayuda o si recuerdas las fechas claves como el día que hubiera nacido o el día que te dijeron que el embarazo se había detenido. 

¡Tu fidelidad a la memoria de tu hijo no es condenable! 

La verdad es que más de veinte años después de la muerte de Elvis Presley, toda una nación se detiene a recordarlo con vigilias a la luz de las velas en Graceland. El evento se transmite a todo el mundo en CNN y en cuanta estación de televisión existe. Es una práctica aceptada por millones de personas, jóvenes y viejas. 


Sin embargo, esta misma sociedad, mantiene a los padres en duelo dudando de su sanidad mental cuando recuerdan a alguien mucho más importante en sus vidas: su hijo. Recuerda a tu hijo. No permitas que otros determinen lo que está bien para ti. ¡Recuérdalo y no te avergüences de ello!

¡No estas enloqueciendo!

Acepta y abraza la profundidad de tu dolor como la reacción normal de la experiencia más difícil que una persona puede vivir. Es como la montaña rusa. Algunos días somos capaces de reír y sentirnos contentos otra vez, mientras que otros parece que hay una nube negra colgando sobre nosotros. ¿Quién no se sentiría fuera de sí mientras vive tantas emociones distintas?
No estás enloqueciendo. Estás en duelo, simplemente extrañas lo que debería ser de tu vida. Se paciente y buena contigo misma(o). Mientras que la nostalgia nunca desaparecerá, el tiempo nos concede momentos de paz entre las oleadas de dolor. 

La pérdida de un embarazo cambia nuestra vida para siempre, por eso nunca se olvida. Sin embargo, eventualmente, aprendemos las habilidades necesarias que nos ayudan a sobrellevar la pérdida y el dolor. Posiblemente nada volverá a ser como antes, pero el tiempo definitivamente alivia el dolor.

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